El dance de Las Pedrosas

Las referencias más recientes al dance de Las Pedrosas datan de 1990, cuando la revista Suessetania publicó un artículo escrito por Tremedal Casas Delgado y otro, en el que se recogían los testimonios de dos danzantes entrevistados dos años antes: Gregorio Ibor (que llegó a ser mayoral) y Francisco Pérez Alegre (que fue danzante).

Traje original del Dance de Las Pedrosas

El dance de Las Pedrosas se hacía dos veces a lo largo del año. La primera era el 24 de agosto, durante las fiestas en honor a San Bartolomé, y la segunda el 26 de diciembre, fecha en que se celebraba
el Voto a San Roque.

El dance estaba formado por ocho danzantes, el mayoral y el rabadán, y todos eran hombres. Cada uno se confeccionaba su propio traje, pero los danzantes siempre vestían de blanco, el mayoral de verde y el rabadán de azul.

Los danzantes iban en cabeza de la procesión a la hermita, seguidos de San Bartolomé, San roque, la Virgen, el sacerdote y el pueblo. Durante el recorrido se representaban los distintos números del dance: el pasacalles con espadas y el paloteao. Cuando se llegaba a la plaza Mayor se hacía el baile de cintas. Al llegar a la misma aparecía el rabadán, y establecía un diálogo con el mayoral. Después todos se dirigían hacia la iglesia, en cuya puerta se recitaban los dichos al santo.

Estos son dos de los dichos que se recitaban:

A nuestro patrón San Roque
yo le tengo que pedir
que nos dé buenas cosechas
y que te acuerdes de mí.

Si me cae la lotería
y me cae medio millón
te compraré un kilo velas
en la casa José Colón.

Y este es el dicho que Gregorio Ibor, mayoral, le dijo a Francisco Pérez, danzante:

Este se llama Francisco,
un mozo muy tronera
que un día fue a acarrear
y se quedó dormido en la era.

Todo el dance era acompañado por la música que llegaba al pueblo durante las fiestas (trombón, bajo, saxofón, etc.). Una de las últimas actuaciones tuvo lugar hacia 1931, pues la posterior llegada de la guerra civil impidió su ejecución.

Indumentaria de los danzantes

La familia de cada danzante debía encargarse de la confección del traje.

Los colores de los tejidos utilizados eran blanco para los danzantes, verde para el mayoral y azul para el rabadán.

Aun con la diferencia de tonos, los trajes constaban de los siguientes elementos:

Representación del dance de Las Pedrosas

Itinerario

El espectáculo se iniciaba en la puerta de la iglesia. Consistía el recorrido en dar una vuelta al pueblo, por sus afueras, hasta llegar a la ermita de San Roque, situada a unos 500 metros del casco urbano. Se volvía de nuevo a la iglesia, tras haber efectuado cuatro o cinco paradas, una de ellas en la plaza del pueblo, donde hacía su aparición el rabadán.

Instrumentación y desarrollo

El tiempo para su desarrollo era siempre la mañana. Los participantes en la procesión se formaban en el orden siguiente:

  1. El mayoral, con su palo de pastor como símbolo de mando.
  2. Los ocho danzantes, en formación de a dos.
  3. El rabadán.
  4. San Bartolomé.
  5. San Roque.
  6. La Virgen.
  7. El sacerdote.
  8. El pueblo.

Fases de la representación

Representación del Dance de Las Pedrosas

Pueden distinguirse tras fases en su representación; fases que coinciden con el tipo de instrumentos utilizados para la ejecución de
cada una de ellas:

1. El pasacalles

Es la parte del baile en la que se utilizaban espadas militares, con las que golpear por arriba, y espadines que servían para dar el golpe abajo.

2. El paloteado

Estos pasos de baile se acompañaban con unos palos de cualquier tipo de madera, aunque destacaba la de boj por su resistencia y buena resonancia. Tenían un largo aproximado de 50 centímetros y se adornaban con cintas de colores.

El paloteado se repetía tres o cuatro veces consecutivas, a la vez que se cantaba lo siguiente:

De la Alemania ha venido
y un forifito alemán
y ay, ay,
publicando la sirena
con amor,
con dolor,
corazón y lealtad.

La, la, la, la, ra, la, la lá.
La, la, la, la, ra, la, la lá.
Y a la, lá.
Y a la, lá.
Y a la, la, la, la, lá.

3. El trenzado o mástil con cintas

En la plaza del pueblo, bailaban alrededor de un mástil sostenido por un danzante suplente. Del mástil salían ocho cintas de colores diferentes, cogida cada una por un danzante.

Aquí, en la plaza, aparecía el rabadán con un burro cargado de pellejos, simulando que venía del monte, y decía:

Gracias a mi amigo Carpio,
que al juntar nuestro rebaño,
ayer tarde me contaba
las buenas fiestas de este año.

A lo que el mayoral contestaba, estableciéndose la disputa entre los dos pastores.

Acabada esta fase, el rabadán dejaba el burro y acompañaba al grupo hasta la plaza de la iglesia. Como en la puerta de la ermita, aquí comenzaban a recitarse los dichos: el rabadán y el mayoral proferían las «picardías» o dichos sacados de eventos cotidianos, alusivos a los danzantes o a autoridades locales. Por otro lado, los danzantes dedicaban sus dichos al santo. Veamos algunos ejemplos:

A nuestro patrón San Roque
yo le tengo que pedir
que nos des buenas cosechas
y que te acuerdes de mí.

Glorioso patrón San Roque,
te pido con devoción
que me guardes bien la viña
que tengo en tu carasol.

A nuestro patrón San Roque,
aunque esté mal comparado,
le tengo envidia a tu perro
porque está siempre a tu lado.

Al repartir las semillas
por nuestros campos secanos,
todas las horas del día
con el sudor las regamos.

O ejemplo del dicho pronunciado por el mayoral alusivo al rabadán:

Este se llama Sebas,
tanto sacar a Campos
por terreno Puyescas,
por eso se le han quedado
las pantorrillas tan secas.

A lo que el rabadán respondió:

Ya darías cinco duros
si las tuvieras como éstas.

Texto extraido de:Revista del Centro de Estudios de las Cinco Villas Suessetania, Junio 1989 nº11.